Nunca como este año se ha vivido con tanta polémica una competición, como es la liga de tenis entre socios, que año tras año va ganando en adictos. No es que mejore la calidad del tenis que se practica en nuestro Club, lo que en realidad aumenta es el pique, la confrontación y, a veces, la polémica mal resuelta que genera rencillas y malos rollos.
Pero no todo es malo en esta siempre interesante liga. Cada vez hay más participantes; gente que se ilusiona al ver el progreso de sus pasos iniciales, veteranos que resisten impasibles al paso del tiempo, manteniéndose en una forma envidiable, competidores que se dejan la piel en la pista; y magníficos pegadores que marcan la diferencia con los demás. Pero lo que más llama la atención es el interesante y, a veces, apasionado coloquio que todos los fines de semana se monta en el sombreado palco que preside nuestro Club. Desde este plató privilegiado no se presta tanta atención al ortodoxo revés a una mano de Manolito Serralbo o al atípico saque de Manuel Salas Carrillo, como a los últimos desplantes verbales de algún competidor exaltado o al coraje contenido de algún perdedor enervado.
En definitiva, nuestro Club se convierte cada vez más en una tertulia permanente de encendidos debates, que más parecen el “Punto Pelota” del tenis local, que una simple competición de tenis cuyo fin último es practicar con asiduidad el deporte que más nos gusta. Pero tanto un hecho (el deporte), como el otro (la tertulia), no dejan de ser complementarios y positivos para revitalizar la imagen de nuestro Club que se enriquece con este particular ambientillo.
En realidad, el juego no deja de ser un reflejo de la vida, y cada uno pone en él las estrategias que tarde o temprano afloran en su día a día. El juego no sólo sirve de desahogo, sino que muchas veces nos enseña a sufrir para conseguir metas mayores; exactamente igual que ocurre en la vida real. Y lo más importante, debemos aprender de los errores; y, como siempre hay un perdedor y un ganador, debemos afrontar las derrotas con la misma dignidad que las victorias; teniendo muy claro que saber ganar, respetando al contrario, es signo de la más alta madurez personal y humana.
Después, todo lo demás es folclórico y anecdótico; el cotilleo engancha, porque el ser humano es cotilla por naturaleza, pero en la mayoría de los casos es la excusa perfecta para refrescar convenientemente nuestras demandas corporales. Pero, al igual que con el juego, debemos ser comedidos, respetuosos y constructivos. En último término de lo que se trata es de conseguir que este deporte que nos une, sea cada vez más un JUEGO DE CABALLEROS Y DE AMIGOS.
¡ENHORABUENA A LOS GANADORES Y ÁNIMO A TODOS LOS PARTICIPANTE!
¡PAZ Y AMOR PARA ESTE VERANO Y HASTA LA PRÓXIMA LIGA!
Estimados socios, amigos y colaboradores